Cuando termina una elección cabe realizar un análisis detenido acerca de lo ocurrido y plantearse los desafíos a corto y mediano plazo.
En Peñaflor votaron cerca de 200 personas habilitadas para ese efecto y muchas de ellas llegaron “transportadas” por los distintos candidatos. Unos candidatos lo hicieron en sus vehículos o de adherentes a su candidatura y otros candidatos, con más recursos, derechamente utilizaron vehículos arrendados, conducidos por personas ajenas a un acto electoral partidario.
Los votantes hicieron uso de su derecho por diversos motivos. Unos, lo menos, por mejorar el Partido, otros a cambio de paquetes de mercadería, lentes del plan Auge, entregados como contribución “del candidato”, o pagos de servicios básicos, otros por invitaciones a asados, empanadas y vino en algún local del Trapiche, otros a cambio de “invitaciones” a la piscina municipal, facilitadas por un concejal socialista, otros invitados por un concejal DC.
En Síntesis las mismas falencias que presenta una elección Nacional o municipal pero con una salvedad, según el Estatuto del Partido, cito :“Son DEMÓCRATA CRISTIANOS los ciudadanos que optan libre, consciente y voluntariamente, por los principios y valores del Humanismo Cristiano, la democracia como sistema político y el cristianismo como cosmovisión desde la que se obligan a entender el mundo y actuar en consecuencia, adhiriendo, profesando y promoviendo los principios antes señalados en sintonía con el Partido Demócrata Cristiano y sus estructuras directivas y militantes.(Art.007)” y pertenecerían al Partido, como militantes “aquellos ciudadanos inscritos en los Registros Electorales que participan activamente de la vida partidaria y han prestado el juramento solemne de incorporación al Partido, luego de ser aceptados como tales (Art. 008)”ingresando al Partido “a través de la organización territorial o funcional del Partido y, en ambos casos, será necesario un período de pre-militancia activa de un año contando desde el ingreso de la solicitud de incorporación, la que deberá ser patrocinada por al menos dos Militantes con una antigüedad en el Partido de por lo menos tres años (Art. 011)”. Esto significa que aquellos que no han ingresado, formalmente, a través de una organización funcional o territorial del Partido, no han cumplido una premilitancia activa de, a lo menos, un año, no participan activamente de la vida partidaria y que no han prestado juramento solemne de incorporación al Partido no debieran ser llamados Camaradas y no debieran ejercer el derecho a voto que pertenece a los verdaderos militantes de la Democracia Cristiana.
Cualquier observador por muy poco avezado que sea se daría cuenta de que lo anterior ha sido transformado en letra muerta dado que la mayoría de quienes votaron nunca lo debieron haber hecho. La Directiva Nacional del Partido y, especialmente su Secretaría General, además de los Tribunales partidarios tendrán que hacerse responsables de esas faltas al Estatuto Partidario.
Pero, como estamos en Chile, tenemos que seguir adelante aunque no tengamos claro hacia donde vamos y con quien contamos en esta tarea, dado que los que no son “Camaradas” volverán a sus vidas y esperarán que, en otra elección, lleguen a ofrecerles nuevas dádivas y los “acerquen” a cercenar el derecho, de los verdaderos Demócrata Cristianos.