Nuestros Principios:
Sentido ético
de la política
1.- Somos un
partido doctrinario e ideológico, que orienta sus acciones en principios y
valores fundamentales. Creemos en el sentido ético de la política, noble
expresión de servicio público, de amor a Chile, a su gente y a su territorio,
encaminado a la construcción de un mundo mejor. Ese sentido se expresa en la
búsqueda del bien común y de la verdad.
Nuestras
fuentes filosóficas
2.- Nuestras
raíces se fundan en la tradición del humanismo y la doctrina social cristiana
que, desde fines del siglo XIX, denunció las injusticias del mundo moderno
invitando a luchar por una nueva sociedad- distinta del liberalismo
individualista y el socialismo marxista-
a partir del mandato evangélico del amor al prójimo, expresado en los
valores de la libertad, la justicia social y la solidaridad. Hoy nos proponemos
integrar a esta visión, los aportes de las diferentes comunidades religiosas y
de nuevas fuentes del pensamiento intelectual. 1
Somos
Personalistas
3. Somos personalistas. Inspirados en la
doctrina del humanismo cristiano afirmamos la dignidad de toda persona, lo que
obliga al respeto por la vida desde el inicio hasta la muerte. La persona
humana, en su dimensión física, psíquica, espiritual y social, es el centro de
nuestras preocupaciones. Asumimos este compromiso a desde la “norma
personalista de la acción”. Todos nuestros esfuerzos y acciones deben
considerar al ser humano como el fin y
jamás como un medio para el logro de
cualquier objetivo.
Derecho a la vida
4. Reconocemos
la naturaleza espiritual y trascendente del ser humano, concebimos la vida como
una identidad continua desde la fecundación hasta la muerte natural. La
libertad e igualdad en dignidad y derechos con que nacen todos los seres
humanos es compartida por los seres humanos que están por nacer. Por eso,
defendemos su vida. El aborto es una atentado al derecho a la vida de cada ser
humano. Frente al llamado aborto terapéutico, postulamos que es innecesaria una
legislación que abra las puertas a la definición desde el Estado acerca de
cuáles seres humanos pueden existir y cuáles no. Propiciamos la existencia de
mecanismos de discernimiento para resolver los casos excepcionales y complejos
que se presentan desde el punto de vista médico. La sociedad debe procurar que
cada niño sea aceptado aun en las condiciones más difíciles para sus padres.
Prevención del aborto
5. Una
efectiva lucha en favor del derecho a la vida, junto a otras medidas, debe
contemplar el fortalecimiento de la familia y de los programas de educación
sexual. Para la Democracia Cristiana, no basta la preocupación por los abortos.
Las políticas deben incluir también una preocupación por las mujeres que
abortan y focalizarse en grupos de mayor riesgo. Especial atención debe ponerse
en el embarazo no deseado en
adolescentes, por sus graves consecuencias en sus proyectos de vida y en el de
sus hijos. La mayoría de los embarazos adolescentes ocurren en comunas de más
bajos ingresos. La inequidad no se resuelve sólo con el acceso sin restricciones a los métodos de
anticoncepción. Es preciso garantizar atención profesional especializada y
entrega de información adecuada, haciendo posible la toma de decisiones informadas y concientes.
Defensa irrestricta de los derechos humanos y condena
a la pena de muerte
6. La
Democracia Cristiana incorpora en su marco conceptual la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, y otros pactos, declaraciones y tratados vigentes cuyo fundamento principal es la defensa de la
dignidad de toda persona humana, sin distinción, discriminación o exclusión de
ninguna especie. La defensa de la
dignidad humana se expresa también en nuestra defensa
1Comunitarismo anglosajón,
humanismo cívico, socioeconomía; tratados referentes a la dignificación y
respeto por el ser humano.