Estimado Camarada Presidente del PDCJuan Carlos Latorre.
Que el Dios de la Vida, le bendiga con Paz y Bien.
Soy el más sencillo de los militantes del PDC, no aspiro a reino, a poder o la gloria. Nunca he ocupado cargo alguno en el servicio público, tampoco aspiro a ocuparlo en el futuro. Hago mi mayor esfuerzo, para “pasar sin ser notado”, esquivo con pasión la fama, los honores y los privilegios.
Es por una razón muy secreta, permítame desnudar mi alma: no me gusta el poder. Siento que el poder, por alguna extraña razón, va envenenando el alma, la va asfixiando, o dicho de otro modo, cuando el poder va penetrando el alma, cada vez quiere llenar más de ese humo negro y sucio, un lugar santo.
Quiero mantener mi alma, lo mas alejada posible de ese peligroso enemigo.
Yo solo confío en Dios y, si me permite la confianza, debo decirle que soy un abandonado, un abandonado en la Voluntad de Dios.
Para ser mas claro, sigo un sendero: el Santo Abandono en la Voluntad de Dios, por acción de la Gracia de Mi Señor, no por mérito mío, que créame no tengo ninguno.
También y por añadidura, camino siempre tras la Cruz y la Falange.
Usted, como todos los cristianos bautizados somos y estamos “bendecidos por Dios”.
Pero, quiero contarle algo muy personal, Dios me ama inmensamente, hizo que me convirtiera en el hombre más feliz del Universo, le explico:
Yo fui bendecido por el mismo Cristo (Santísimo), en manos del Opus Dei, en territorio franciscano, en la Iglesia de San Francisco de Asís, de la ciudad de Curico, pero con el amparo y protección de los dominicos y la oración de los cisteciences.
Vivo en una celda, no veo TV, tampoco leo diarios, trabajo para mantenerme y soy absolutamente feliz.
Mi señor, me ha encomendado una noble misión y es la siguiente:
Debo ayudar a su alma, a todas las almas que conforman mis hermanos de la Junta Nacional del PDC, del Consejo Nacional Ampliado y no ampliado, del Tribunal Supremo, de las Directivas Nacional, Regional, Distrital y Comunal.
Mi Señor los quiere encontrar dispuestos, para mostrarles todo su Amor.
Para ello, deben renunciar al humo que está envileciendo sus hermosas almas.
Le suplico, como el mas modesto, sencillo e ignorante militante, que renuncie al cargo de Presidente del PDC chileno, que solicite la renuncia de toda la Junta Nacional, del Consejo Nacional Ampliado y no ampliado, del Tribunal Supremo, y de toda directiva: nacional, regional, distrital y comunal.
Ambos sabemos que, no tengo autoridad y menos responsabilidad, para solicitar tremendo gesto de nobleza, consideración y caridad.
Sin embargo, estimado presidente Juan Carlos Latorre, existe la posibilidad que una autoridad superior lo solicite, es mas lo exige. Tal vez, un modesto, sencillo e ignorante militante, en nombre del V Congreso Ideológico y Programático del PDC haga esta solicitud.
Y es así, estimado camarada:
En nombre y Honor del V Congreso Ideológico y Programático del PDC, les solicito la dimisión inmediata a toda la estructura partidaria.
La razón es muy sencilla: violaron los acuerdos del soberano máximo de nuestro partido.
Todos los Acuerdos son vinculantes, de validez y aplicación inmediata.
Tanto la Junta Nacional y los demás órganos inferiores en jerarquía, tales como, Consejo Nacional, Tribunal Supremo y todas las directivas han ocultado, vulnerado, menospreciado y omitido las resoluciones máximas de la mas alta autoridad partidaria.
Desde septiembre del 2007, cuando fue aprobada por el Tribunal Supremo, la solicitud del Consejo Nacional, en torno a la inscripción, procedimiento y calendarización para la elecciones de los alcaldes y concejales, violando un expresa disposición del Congreso Nacional del PDC:
Un voto un militante, primarias abiertas o cerradas, para todos los cargos de elección popular.
Desde esa fecha, el Tribunal Supremo carece de legitimidad para juzgar toda causa, pues debiendo velar por el cumplimiento de la normativa interna, traicionó al mismísimo Congreso Nacional del PDC.
Si el Tribunal Supremo confirma la nueva indicación del Consejo Nacional Ampliado, en orden a permitir que los alcaldes y concejales sean parte de la estructura dirigencial partidaria. Estará violando nuevamente otra disposición del V Congreso Ideológico del PDC.
Son responsables, la directiva nacional pasada y la actual que usted dirige.
Si algún, militante, indignado con tanto menosprecio, quisiera concurrir al SERVEL, podría inhabilitar a todos los alcaldes y concejales, senadores y diputados, pues ninguno cumplió con un requisito básico: un requisito que consagra nuestro V Congreso Ideológico y Programático.
Lo peor es que Pablo Longueira ya no es presidente de la UDI, como para ayudarnos igual que la vez pasada. Pero, aunque la UDI quisiera ayudarnos, no sería posible arreglar este “tremendo error”, pues aunque se emitiera una ley Express, el error se convierte en un “horror” porque la Ley nunca es retroactiva.
Pero, estimado camarada Presidente, yo solo deseo que su alma y la de mis hermanos dirigentes, encuentren la paz necesaria para recibir al Dios del Amor.
Sin embargo, Mi Señor insistió diciendo: si el 10 de febrero no han renunciado todos, deberás ir el día 11 de febrero a La Tercera, El Mercurio, Chilevisión, Terra y La Nación, enviando esta misma carta, y si te alcanza el tiempo al SERVEL.
Mi Señor sabe que me gusta mucho el 11.
El 1 significa Dios, el 10 el mundo, el 11 significa revelación.
La primera Base que reconstruimos en La Reina, fue la 11, después de 11 años de inactividad.
La verdad es que en todas las reconstituciones de las Bases, Mi Señor me permitió asistir.
También me permitió, repartir 11 millones de panfletos en la Región Metropolitana, junto a 11 camaradas, en las primarias en que “unos hermanos nuestros”, traicionaron a Andrés Zaldivar.
Ellos preferían a Lagos, porque decían que de esa forma “obtenían más cargos en la Administración Pública”.
Estimado camarada, me cuesta mucho salir de mi celda. No me gusta el mundo, con tanto humo, por eso la palabra inmundo tiene algo de mundo.
En ocasiones estoy con los Franciscanos Conventuales, con mis hermanos del Opus Dei, con la hermandad de los dominicos, y en otras con los cistercienses.
Todos ellos me quieren mucho, me cuidan y protegen, pero además de ello, Mi Señor me dice: lee el Salmo 23 que lo escribí para mi Hijo Amado, y también para ti.
Un abrazo en la Piedad.
Jorge Coopman Jorge
(Enviada a través de militantes DC de Peñaflor)