A propósito del último libro de Eugenio Tironi, "Radiografía de una Derrota", han surgido muchas voces desde el entorno de la Ex-Concertación acusando al autor de Deslealtad.
No hay una crítica a lo comentado, a si en ese análisis descarnado existe o no algo que nos acerque a entender por qué la coalición más exitosa en la Historia republicana de Chile se precipitó al suelo sin pena ni gloria. Solo se le dispara al mensajero con esa grandilocuente palabra...LEALTAD.
No pretendo realizar un análisis del libro o del Autor... hay quienes lo hacen y lo harán bastante mejor.
Pero me da vueltas el término "Lealtad", gran palabra que puede interpretarse, como muchas cosas, según el cristal con que se mira.
¿Lealtad a quién o quiénes?...
¿A los Dirigentes de la Ex-Concertación que fueron desleales con los proyectos, promesas, sueños y esperanzas del Pueblo chileno y de las bases militantes que los sustentaban?
¿A quienes, sistemáticamente, fueron destruyendo la vida comunitaria que, en el marco de la lucha contra la dictadura, se había generado en nuestro País?
¿A quienes adaptaron la Constitución de la Dictadura y con ello sus paradigmas, desconociendo sus orígenes y pilares de sustentación?
¿A quienes no son capaces de representar cabalmente a aquellos que los hemos elegido para ese fin, incluso negándose a dar cuenta de su gestión?
¿A quienes no son capaces de vivir al interior de sus propias colectividades aquello que, propalando a los cuatro vientos, queríamos para el País cuando vivíamos en dictadura?
¿A quienes se aprovechan de frases como "El bien del País" o "El bien del Partido" para velar y construir su propio bienestar y el de sus camarillas?
Hoy todas las estructuras de la DC son ilegítimas, ilegales dentro de su propia institucionalidad, y ellos... como si nada.
Pretendemos hacer que nada pasó:
Hubo claras transgreciones a los mandatos claros del V Congreso del PDC.
Las autoridades funcionales y territoriales a nivel comunal, provincial y nacional, electas en su tiempo por dos años están caducas.
La Junta Nacional del PDC actuó sobre los Estatutos que señalan como se pueden reformar. No se cumplieron los plazos y formalidades necesarias que resguardan la legitimidad de los actos.
El Consejo Nacional se colocó sobre las Resoluciones del Congreso y, obviamente, de los Estatutos partidarios.
La Mesa Nacional se renovó al margen de las disposiciones establecidas para ese efecto.
El Tribunal Supremo no cumplió el mandato expreso del V Congreso y ha avalado las prácticas anómalas de la Conducción partidaria.
Todas las resoluciones tomadas por esos órganos carecen de legitimidad y de legalidad, por lo tanto no habrían sido ni son vinculantes para la militancia.
¿Que sería leal... avalarlo o denunciarlo?
La Autocrítica descarnada nos puede ayudar a no repetir errores.
No hay una crítica a lo comentado, a si en ese análisis descarnado existe o no algo que nos acerque a entender por qué la coalición más exitosa en la Historia republicana de Chile se precipitó al suelo sin pena ni gloria. Solo se le dispara al mensajero con esa grandilocuente palabra...LEALTAD.
No pretendo realizar un análisis del libro o del Autor... hay quienes lo hacen y lo harán bastante mejor.
Pero me da vueltas el término "Lealtad", gran palabra que puede interpretarse, como muchas cosas, según el cristal con que se mira.
¿Lealtad a quién o quiénes?...
¿A los Dirigentes de la Ex-Concertación que fueron desleales con los proyectos, promesas, sueños y esperanzas del Pueblo chileno y de las bases militantes que los sustentaban?
¿A quienes, sistemáticamente, fueron destruyendo la vida comunitaria que, en el marco de la lucha contra la dictadura, se había generado en nuestro País?
¿A quienes adaptaron la Constitución de la Dictadura y con ello sus paradigmas, desconociendo sus orígenes y pilares de sustentación?
¿A quienes no son capaces de representar cabalmente a aquellos que los hemos elegido para ese fin, incluso negándose a dar cuenta de su gestión?
¿A quienes no son capaces de vivir al interior de sus propias colectividades aquello que, propalando a los cuatro vientos, queríamos para el País cuando vivíamos en dictadura?
¿A quienes se aprovechan de frases como "El bien del País" o "El bien del Partido" para velar y construir su propio bienestar y el de sus camarillas?
Hoy todas las estructuras de la DC son ilegítimas, ilegales dentro de su propia institucionalidad, y ellos... como si nada.
Pretendemos hacer que nada pasó:
Hubo claras transgreciones a los mandatos claros del V Congreso del PDC.
Las autoridades funcionales y territoriales a nivel comunal, provincial y nacional, electas en su tiempo por dos años están caducas.
La Junta Nacional del PDC actuó sobre los Estatutos que señalan como se pueden reformar. No se cumplieron los plazos y formalidades necesarias que resguardan la legitimidad de los actos.
El Consejo Nacional se colocó sobre las Resoluciones del Congreso y, obviamente, de los Estatutos partidarios.
La Mesa Nacional se renovó al margen de las disposiciones establecidas para ese efecto.
El Tribunal Supremo no cumplió el mandato expreso del V Congreso y ha avalado las prácticas anómalas de la Conducción partidaria.
Todas las resoluciones tomadas por esos órganos carecen de legitimidad y de legalidad, por lo tanto no habrían sido ni son vinculantes para la militancia.
¿Que sería leal... avalarlo o denunciarlo?
La Autocrítica descarnada nos puede ayudar a no repetir errores.
Braulio Contador
Militante de Peñaflor
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